Revisión: Winder Ñámez
Se les saluda con mucho
respeto a los y las seguidor@s de “MIS HISTORIAS”, agradeciendo los magníficos
comentarios e impresiones que han expresado a las publicadas con anterioridad.
En el relato que nos ocupa hoy, también se ve involucrado un
niño al cual omitiremos su nombre, no es necesario saberlo, pero es el centro
de esta nueva e inexplicable historia.
Todo sucede en La Guaira, población costera en el centro del
país, lugar donde mi abuelo y abuela fijaron como residencia, donde mi madre se
casó con mi padre y donde yo nací, luego de salir del pueblo de La Vela en
busca de nuevos horizontes.
En La Guaira vivían muchas personas de La Vela, amigas y
conocidas, como el caso de la familia Pérez, amigos de la familia por muchos,
muchos años atrás, tanto así que hasta hubo nexos familiares entre las dos
familias.
Uno de esos miembros de la familia Pérez, le dijo a mi mamá,
que su primer hijo varón sería para ella, para que lo bautizase, y en eso
quedaron, Aldo, era su nombre, casado, Militar de la Armada y con tres hijas,
ningún varón.
El tiempo transcurría y mi madre comenzó a trabajar en la
Telefónica de Venezuela, con eso se aseguró una nueva entrada de dinero a casa.
Lo que se tradujo en bienestar, y la oportunidad de surgir.
No sé por cuáles motivos, tres miembros de la familia Pérez,
entre ellas la Esposa de Aldo conjuntamente con dos cuñadas, comenzaron a tener
discrepancias con mi madre y eso ennegreció la amistad de muchos años, mi
madre, para evitar problemas, prefirió alejarse de ellos. Casualmente, en ese
tiempo, Aldo logró un hijo varón, su primogénito.
Aldo, contento, llamó a mi madre y le dio la noticia, y que
se preparara para el bautizo. Mi madre, se puso algo triste, puesto, que el
impase ya sucedido con la esposa de Aldo y otros miembros de su familia, habían
debilitado mucho las relaciones. Así se lo hizo saber a Aldo en esa llamada
telefónica: -“Aldo, amigo… Por los
últimos acontecimientos ocurridos con tu esposa y dos de tus hermanas, es mejor
que dejemos eso del bautizo así, no quiero tener sacramento alguno. Estas cosas
son delicadas para mí. Yo respeto mucho el bautismo… Yo te aprecio demasiado,
pero ya con tu esposa no creo que volvamos a ser como antes… busca a otra
persona, por favor”. Aldo insistió: -“¡¡¡No
señor, usted lo va a bautizar y no se hable más, de hecho, no me importa lo que
haya pasado, eres tu mi gran amiga”.
Mi madre no dijo nada, eso quedó así, solo en “veremos”.
Pasó el tiempo, y mi madre evadía los encuentros con su amigo Aldo, para que no
le recordara lo del bautizo, de hecho, mi madre solo pensaba en su trabajo. Así
pasaron 4 años, y a Aldo, lo cambiaron a un Apostadero Naval, algo alejado,
pero antes de que lo cambiaran, Aldo llegó a la casa de mi familia con el niño
en los brazos, y se lo tiró en la cama a mi mamá: -“Aquí vine, para que nos vayamos ya para la iglesia y me lo bautices,
no importa, tu, tu mamá y yo… porque esta tarde salgo cambiado para un
Apostadero Naval lejos y no vendré en mucho tiempo, así que vístanse de una
vez”. Mi madre le dijo: -“¡¡¡¿Estás
loco Aldo?...!!! Nooo, yo tengo guardia en la compañía en este momento, no
puedo faltar”. Aldo se encogió de hombros y le dijo: -“Te voy a esperar entonces, pero de acá no me muevo sin llevarme mi
muchacho bautizado”. Mi madre le contestó: -“Será así entonces, está bien, lo voy a bautizar cuando venga”.
Mi madre me dijo que era un “CATIROTE BELLO ESE NIÑO”, con
unos ojos lindos. Ella lo cargó, lo besó y lo bendijo muchas veces. Llegó la
hora de mi madre partir a su trabajo, y Aldo se quedó en casa con mi abuela, en
espera. Pasaban las horas, y mi madre no llegaba y se llegó el momento de
partir, Aldo se fue de casa, con la promesa que le traería de nuevo el niño
para bautizarlo, mi madre llamó por teléfono a la casa, diciendo que sí, que la
próxima vez que viniera, “SIN FALTA LO BAUTIZARÍA”, hubo cierta tristeza en
todos, mi madre, mi abuela y Aldo.
Aldo se marchó a su viaje con su esposa, hijas y el niño. El
tiempo siguió transcurriendo, hasta que una noche, mi madre dormía con mi
abuela y ya bien entrada la noche, comenzó a sentir una intranquilidad, como
una presencia, como si alguien estaba parado al lado de ella, alguien pequeño al
lado de la cama, y sentía un quejido o lamento, esto, a plena conciencia de
estar despierta, a oscuras, pero ella sentía que era observada.
Mi madre despertó a mi abuela para decirle lo que sentía y
que si por favor, no se podían cambiar de sitio en la cama. Mi abuela accedió,
pero antes de eso, fue a la cocina y le trajo un vasito con agua de azúcar,
para que conciliara el sueño: -“Toma
mija, tómate esta <agüita>pa’ que te duermas, y no pienses en cosas, Dios
te bendiga”. Así lo hizo y se cambiaron de posición.
En lo que estaba por conciliar el sueño, entonces volvió a
sentir la presencia, esta vez más cerca, era algo frío esta vez, igualmente
pequeño y como que más cerca, igual, el quejido o lamento, pero en esta
oportunidad el sueño la venció y mi madre se quedó profundamente dormida.
Relata mi madre que entonces, comenzó a soñar que una
compañera de trabajo llamada Carmen le ha dicho: -“MERCEDES. ACOMPÁÑAME AL CEMENTERIO de Maiquetía, que necesito mandar
a hacer un trabajo, para un entierro que llega hoy, y es urgente”. Mi madre
(En el sueño) le dijo: -“Pero Carmen, tú
estás loca, mira, es casi medianoche ¿Qué vamos a hacer a esta hora allá?.
Carmen respondió: -“Un trabajo para un
entierro que llega hoy, anda, que necesito que seas tú quien me acompañe”.
Mi madre me dijo, que no le quedó más remedio que ir y se fueron.
En
esos misterios oníricos de ruptura en el plano temporal, aparecen las dos en el
cementerio y se dirigen a un sitio donde están dos señores como cavando una
fosa, Carmen le dice a mi madre, -“Mercedes,
espera acá, mientras yo hablo con los señores”. Mi madre le dijo que estaba
bien, que fuera, que ella esperaba, el sitio estaba alumbrado por un bombillo
colgado de la rama de un árbol. Mi madre dice que se inclinó a recostarse de
algo mientras esperaba, la vio dirigirse a conversar con los señores, escuchaba
el murmullo de lo que hablaban, pero no lograba entender y en eso, vio a su amiga
volver.
Carmen
en eso, regresó y le dijo: -“Listo, ya
podemos irnos, gracias por acompañarme”. Mi madre dice que ella dirigió
repentinamente la mirada a ver de qué se había apoyado y para su sorpresa, en
ese extraño sueño, vio que se había estado apoyando en la imagen de un
angelito, en una tumba de un niño. Mi madre en el sueño pensó: -“¡Ay Dios!, yo he estado apoyada acá,
perturbando la paz de este Angelito, mejor déjame rezarle un Padre nuestro y un
Ave María por el descanso de su alma”. Así dice que en sueño hizo, y se
acuerda perfectamente que eso precisamente rezó.
Continua
narrando mi madre, que en eso, luego de rezar en el sueño, se despertó
abruptamente, porque esa presencia que no le dejaba conciliar el sueño, la
sintió como que si le había rozado la piel y le hizo saltar, tanto que hasta mi
abuela se despertó, mi madre le contó el sueño y mi abuela le dijo: -“¡Caramba!... que sueño tan extraño”.
Ya
amanecido el día, y con ese extraño sueño en mente, se levantó y se dirigió a
su trabajo habitual. Al llegar a su trabajo, le contó el sueño a su compañera
Carmen y esta le dijo, que sería una pesadilla, que no tomara en cuenta esas
cosas y que lo mejor que podía haber hecho fue rezarle a esa criatura.
Mi
madre trabajaba dos turnos, mañana y tarde, al mediodía, se dirigió a casa a
almorzar, cuando se preparaba para hacerlo, sonó el teléfono y mi madre
atendió:
Relata
que se escuchaba un “squelch” como suenan
los radios transmisores.
–“Cambio, cambio, ¿Me copian? Se
escuchó la voz de un hombre.
–“Si, Aló, le copio fuerte y claro
¿Quién habla?”. Contestó mi madre.
–“Mi Capitán de Fragata Aldo Pérez desea
hablar con la Señora Mercedes García, por favor, es de acá del Apostadero
Naval, ¿Es usted?.
–“Como no, comuníquelo, soy yo Mercedes la
que habla”. Respondió mi madre.
Inmediatamente escuchó la voz de su
gran amigo Aldo que le dijo:
–“M amiga querida, el tiempo es corto en
esta comunicación, te quiero pedir un gran favor…Mi hermana, quiero que vayas
al cementerio de Maiquetía, y mandes a hacer un trabajo en la tumba de mi padre
que como tú sabes está allí enterrado, para un cuerpo más, ya que voy saliendo
en un avión de la Armada y estaré arribando en cuestión de horas a Maiquetía
con los restos de mi hijo, que ayer en la tarde, me lo atropelló mortalmente un
autobús.” En este momento, Aldo irrumpió en llanto: –“También quiero que antes de enterrarlo, me
lo bautices, ya que siempre quise que fueras tu… hazme esa caridad amiga.
Cambio y fuera.”
–“Está bien Aldo, ¡¡¡AY DIOS, QUE GRAN
TRAGEDIA!!! Voy saliendo en este momento”.
Mi
madre dice que en el momento que colgó el teléfono, con los ojos inundados en
llanto, se quedó paralizada, porque vino a su mente el sueño de la noche
anterior.
Hizo
las diligencias al pié de la letra, y en la tarde (Ya que no fue a trabajar,
obviamente), estaba arribando su gran amigo el Capitán de Fragata Aldo Pérez,
con una comisión de Infantes de Marina en un avión de la Armada con el ataúd blanco
contentivo del cuerpecito de la criatura de solo 4 años, y en el Aeropuerto, en
compañía de un Capellán le dieron el sacramento del bautismo al niño, para de
allí dirigirse todos al cementerio a darle su cristiana sepultura.
Esta
historia es algo fuerte y reveladora, es muy personal, pero me atrevo a
contarla, para exponer que los sueños tienen un gran sentido de realidades
inmersas, son como señales, que muchas veces, con el correr y lo acelerado de
la vida de hoy, no nos damos cuenta de ellas.
¿Mis
interrogantes como siempre en MIS HISTORIAS? Pocas en esta oportunidad:
1. ¿Era
el alma del niño la que estaba al lado de mi madre la noche anterior a su
muerte? Porque si detallan, mi madre se cambió de lugar en la cama y lo sintió
en ambos lados, a su costado.
2. ¿Vale
tanto el Sacramento del Bautismo para cualquier religión?
3. Como
siempre la pregunta: ¿Por qué este tipo de revelación?
4. ¿Podemos
considerar el estado onírico o de la etapa del sueño como mecanismo voluntario
o involuntario de viajar en algún portal en el tiempo o espacio?
Agradeciendo
una vez más lo feliz que nos hacen al interactuar con nosotros en este blog que
es suyo, con “MIS HISTORIAS” que también son suyas, esperando como siempre, sus
reflexiones o comentarios, ya que ellos nos sirven como fuente de inspiración…
Gracias.