jueves, 16 de agosto de 2012

MARÍA, SOLO DOS FAVORES


Texto: José G. Martínez
Revisión: Sebastian Yaguarshungo

     Gracias por los comentarios y la acogida que le dieron a la primera entrega de esta serie de publicaciones. En esta ocasión, contaré la historia narrada por mi abuela en muchas oportunidades, especialmente por algunas noches de galletitas o cuando habían cortes inesperados de suministro de energía, rodeábamos a mi abuela y le pedíamos que nos contase estas historias.

     Se trata de la historia de una vecina que mi abuela tenía cuando vivía, si, acá en este mismo pueblito de La Vela, en el Estado Falcón, Venezuela al Norte de Suramérica. La vecina en cuestión llamaremos “Adela López”, esto sucede aproximadamente en los años 40 del siglo XX, mi madre y mis tíos estaban niños.

     Las casas eran muy precarias, mi familia era muy pobre, los pisos eran de tierra al igual que las calles y la salubridad era casi inexistente, Resulta que esta señora vecina, sufría de tuberculosis, enfermedad, que también para la época, era causa de exclusión social, aunque mi abuela, mujer bondadosa, humilde y de buen vivir, hizo amistad con la señora Adela, tanta fue esa amistad, que para no salir de una casa a otra por las entradas respectivas principales, acordaron abrir por el fondo una puertecita en la pared de bahareque divisoria.

     Esta señora vivía sola, sin familia y venía a comer en la casa, pero que pasaba, en ocasiones, echaba sus esputos en el piso y recuerden que mi madre y tíos estaban pequeños.
       
     En cierta ocasión, mi abuelo llegó al mediodía a comer, y esta señora estaba comiendo un bocado que mi abuela le había ofrecido, en plena comida, la señora le ofreció a mi madre un pedacito de cambur que estaba comiendo y en ese instante se fue en un ataque de tos aguda y esputó nuevamente en el piso. Mi abuelo cruzó los cubiertos en forma de haber terminado y se levantó de la mesa.

     Luego de irse la vecina, mi abuelo le dijo a mi abuela: -“María, no me opongo a que seas amiga de la señora Adela, pero… ¿Por qué más bien no le llevas algún bocado para allá para su casa? Te sugiero que le tengas un plato y un vaso aparte. Si se llega a contagiar uno de los niños, la culpa va a ser solo tuya”.

     Dicho esto, mi abuela, le hizo la observación a la señora Adela, y en una reacción inexplicable, esta señora lo tomó como un desagravio, se enojó con mi abuela, no le dirigió más la palabra y hasta inclusive, mandó a cerrar la “puertecita” del patio trasero, haciéndose amiga de la vecina del otro lado.
                
     Mi abuela, no dijo nada y la vida siguió.
                
     Al cabo de 15 días. La señora Adela López falleció, mi abuela no fue a los actos fúnebres, y el departamento de Salubridad y Sanidad, selló la casa por cuarentena, incineró en su totalidad (Según) sus enseres y no permitió que nadie tomara algunas de sus pertenencias.

     Luego de aproximadamente 15 días del fallecimiento de esta vecina, mi abuela nos contó que una noche estaba sin poder dormir, algo inquieta, nos hacía referencia que la luna estaba muy clara y que de su cuarto, había una puertecita que daba al patio trasero y al fondo había un cují enorme. Mi abuela dando vueltas, algo incómoda en la cama y por supuesto, mi abuelo en sus noches de serenatero.
                
     Cuando de repente, mi abuela se queda de momento fijamente mirando hacia el cují del fondo, asombrada, ve como emerge del suelo algo como una sombra clara que va tomando forma y se convierte en una figura corpórea de una mujer y comienza a dirigirse hacia ella.
                
     Mi abuela nos dijo: ­-“Lo peor fue, que no sentí miedo alguno, y mi reacción fue sentarme en la cama para detallar bien, entonces fue cuando en mi mente dije: ¡Carajo, esta es Adela López!.

     En el momento que mi abuela se inclina en la cama para ver bien, ella le habla y le dice: -“María, ¿Cómo estás?”; Mi abuela le dice: -“¿Qué carajos haces tú aquí?” ella inmediatamente se puso la mano en las orejas y le dijo: -“María, no digas esas palabras, que me pegan en los oídos”, a lo que mi abuela le dijo: -“Entonces, dime qué quieres y por qué estás aquí”. Ella le contestó: -“Vengo a pedirte un favor, anda mañana a mi casa, y trata como sea que abran la puerta, y justo detrás de la puerta principal, se van a conseguir con una bolsa que tiene ropas y un baúl con tierra que yo lo usaba para escupir, por favor, que quemen o boten eso que me tiene en pena”.

     Quiero hacer una acotación, yo, que siempre me he considerado curioso y tratando de llegar mucho más allá le preguntaba a mi abuela de cómo hablaba, de cómo era, mi abuela, me decía que era exactamente igual como era en vida, pero que allí la notaba como borrosa, de hecho, casi transparente, toda vestida de blanco con fina tela, la detalló, porque estaba a solo un metro de distancia de ella, no se le veían los pies y se sentía un frío algo incómodo y desagradable que le helaba los huesos a mi abuela, pero que ella no sentía miedo, y con respecto a su voz, era también, exactamente igual, pero sonaba como algo metálica y como con un eco.

     Mi abuela le dijo: -“Está bien, vete, porque ya me incomoda, yo voy mañana y te hago ese favor”.

    A la mañana siguiente, mi abuela se levantó muy temprano y fue al dispensario al departamento de salud y expuso el caso, le dijeron que eso era falso, porque allí no había quedado nada, mi abuela insistió algo enérgica y logró que un funcionario fuese con ella al lugar, montaron a un chico por la pared de atrás, rompieron la puerta y para sorpresa de todos ALLÍ ESTABAN, JUSTAMENTE COMO LA SEÑORA LA NOCHE ANTERIOR LO HABÍA DICHO A MI ABUELA, EL BAÚL CON TIERRA Y EL SACO CON ROPAS VIEJAS.

     Eso causó conmoción en el funcionario que se quedó atónito ante el hallazgo, y procedieron a hacer lo que la difunta Adela López le había pedido a mi abuela la noche anterior.

     Ya olvidado el asunto, la vida prosiguió hasta casi un mes después cuando mi abuela, otra noche de desvelo, no podía de nuevo conciliar el sueño y de repente, cuando de nuevo volvió a ver hasta el fondo del cují del patio, allí se materializó otra vez la figura fantasmal de la difunta Adela López emerger del suelo, de la tierra, al pié del cují y dirigirse hacia el cuarto.

     Mi abuela nos confesó lo que se le vino a la mente mientras veía como se iba acercando la espectral figura nuevamente: -“Carajo, ya ésta vaina no me está gustando para nada”.

     Esta vez mi abuela le dijo: ­-“Adela, ya esto no me gusta, ¿por qué has venido de nuevo?”, ésta le contestó: -“Si María, amiga, sé lo que pensaste, pero quiero esta vez que me hagas un último favor, y te prometo no molestarte más; Quiero que por favor, pidas, recojas o busques la manera de rezarme, porque no me rezaron cuando fallecí y donde estoy, tengo esta alma pesada, te pido este último favor para poder irme en paz”.

     -“Está bien”. Dijo mi abuela, -“Espero que esta sea la última vez y que no me molestes más, ya estas muerta, debes irte a descansar en paz”. La difunta Adela López se despidió, según mi abuela con una sonrisa, dio la espalda y se fue al pié del cují y sucumbió en el suelo nuevamente.

     Al despuntar el día siguiente, mi abuela, ella misma de su bolsillo, a pesar de ser pobres de solemnidad (Así decía mi abuela), le mandó a hacer los novenarios y asistió a todos con un grupo de vecinas y nunca más supo de la finada Adela López.

     Estas historias, las que abuela contaba, les tengo mucho cariño, cariño imaginativo, porque mi abuela, pese a ser una mujer no estudiada, tenía una capacidad impresionante de narrativa y descriptiva, de hecho, muchos de los recursos que utilicé para este relato, son tal cual mi abuela los describió, cuidando al máximo de no dejar que ningún detalle escapara.

     En esta oportunidad me he hecho, desde que mi abuela contó esta y otras historias, en este caso las siguientes interrogantes, que espero ansiosamente que su participación, no dilucide mis dudas, pero si contar con sus valiosas opiniones.

1.    ¿Existe el purgatorio? Ya que ella le dijo que “sentía el alma pesada dónde estaba”.
2.    ¿Es lo mismo alma que espíritu?
3.    ¿Cómo supo lo que pensó mi abuela?
4.    ¿Se puede ser amigo hasta después de la muerte?
5.    ¿Abandonamos definitivamente este mundo al morir?

        Estas interrogantes las dejo y de verdad, espero que este relato de “MIS HISTORIAS” les haya resultado interesante y asimismo también espero sus comentarios. Hasta una próxima entrega, la cual llevará por título: “MIS TRES ACOMPAÑANTES”

Gracias.

6 comentarios:

  1. Tremenda historia, se me pararon los pelos leyendola jaja.

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    1. Gracias INKU, como lo dije arriba, son historias reales, unas vividas por mi, otras por mis familiares y amigos muy cercanos. Espero te gusten las próximas...

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  2. Que historia, al leerla sentía que alguien estaba detras de mi y me entraron escalofrios, ahora respondiendo a laspreguntas que exponees ps mis respuestas son

    1.No estoy seguro si exita o no ya que no podre saberlo hasta morir y ahora como te lo diria no lo se,

    2.- no estoy muy seguro pero creo si vendria siendo lo mismo

    3. Como lo supo, buena pregunta, quizas las personas que fallecen pueden leer la mente o algo asi

    4.En eso podria decir que si, un verdadero amigo siempre estara para ti siempre, sin condicion alguna pase lo que pase aun despues de la muerte o al emnos eso pienso yo

    5.Dicen que la resurrecion existe no lo se, no estoy muy seguro de ello, pero bueno quizas par algunos el lindo creerlo y pensarlo de que aun depues de la muerte siguen vivos

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    1. Encantado de esas palabras... Wooow, esta es la intención de estas piblicaciones. de interactuar con quien da su opinión, y de hasta hacernos reflexionar... comparto y respeto tus opiniones eleazar... Gracias mil por participar...

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    2. De nada solo hago y digo lo que realmente pienso ;) Saludos

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  3. Muy interesante esta historia, me hace recordar cuando recogí historias de espíritus y almas en pena, me decían que las almas penitentes que han cometido pecado deben pagar y es cuando están en el purgatorio o antes de llegar a ella deambulan en una suerte de sufrimiento pagando sus pecados que son tan dolorosos que algunas personas los han visto y están con la piel descarnada caminando, vagando, pero ese es otra historia, voy al punto uno es amigo hasta después de la muerte a veces parece extraño que recuerdas cosas de otra vida con ciertas personas o lugares y te encuentras con la persona que fue algo en la otra vida, tu me entiendes.
    No abandonamos definitivamente este mundo al morir, por que tenemos cosas pendientes que se debe solucionar por eso hay personas que tienen esa experiencia de haber visto a espíritus que permanecen en sus casas o en lugares y es porque aun tienen cosas pendientes para resolver o simplemente no desean, no aceptan abandonar y creen que aun están vivos.

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