miércoles, 29 de agosto de 2012

YO NO QUIERO COMPRAR ESO

Texto: José G. Martínez
Revisión y correcciones: Winder Ñañez





         Esta entrega de hoy, tiene un toque enigmático y de ritual. Antes de comenzarla, quiero de nuevo, agradecer a nuestros seguidores de “MIS HISTORIAS” y como siempre, espero esta les guste también y de sus valiosos comentarios.

         Como lo he dicho ya, La Vela, era un pueblito muy pobre, humilde, pero mágico, no todas las familias que allí vivían, tenían solvencia económica, a duras penas, se conseguía para el sustento diario, mi abuela, por ejemplo, tejía sombreros, los cuales, siendo de una gran calidad, se los compraban por una baratija, a veces, los pagaban adelantados y lo peor era, que luego de gastados los reales en comida, había que entregar el pedido… Así pasaba con un altísimo porcentaje de la población.

         Así como mi familia, también era la familia que llamaremos “González” por respeto, contaba de la madre Ana y de su hijo Pedro, de 17 años. Los cuales también eran “pobres de solemnidad” como solía llamar mi abuela.

         Los días transcurrían con tranquilidad en el bucólico pueblo, cada quien a lo suyo. Cuenta mi abuela que este chico, Pedro, una vez se enamoró, tenía su noviecita, hasta donde era permitido por los tabúes sociales de la época. Le reglaba humildemente un dulce, una conservita de leche, una carta expresando sus sentimientos y ese amor fue creciendo, sintiéndose mal Pedro, de no tener nada que regalarle a su amada.

         Tanto era su pena, que una vez, cometió el pecado de quitarle una sencilla cadenita a su madre para regalarla al ser que le robaba el sueño.

         La señora Ana, al ver la ausencia de la cadenita, se enfureció y encegueció de tal manera, que lo primero que vino a su mente en ese momento de ira fue: “-¡¡¡MALDITA UNA Y MIL VECES AL DESGRACIADO O DESGRACIADA QUE SE HA ATREVIDO A ROBARME LA CADENITA, ES MAS, LO VOY O LA VOY A PONER A ROBAR HASTA LA HORA DE SU MUERTE, NO VA A LEVANTAR CABEZA NUNCA!!!”.

         A mi modo de ver (Aunque no quiero involucrarme en la historia, pero creo debo hacerlo), la señora Ana, antes de decir tal frase, debió haber  investigado lo sucedido.

         Cuenta mi abuela que la señora Ana, que según practicaba algo de algún tipo de magia, hizo algunos conjuros, hace referencia de velas negras al revés, alfileres y otras cosas más tenebrosas con gatos negros.

         Continúa mi abuela con este estupendo, pero triste relato, que desde ese momento, el joven Pedro, se volvió un ladrón iracundo, robaba las cosas más inverosímiles, tanto era su destreza, que casi nadie se percataba de los hurtos. Una tarde, en el tranquilo pueblo, se formó una alharaca, porque este chico, se había robado DOS COCHINOS GRANDES los mató con una fuerza descomunal y los vendía a pedazos hasta mal cortados.

         Se convirtió en un ladrón frenético por la maldición que su madre, con o sin culpa le había echado encima. Mi abuela en ese cuento me afirmó algo, en lo que siempre he creído, que había dos maldiciones que ningún alma se podía quitar de encima. La primera la de una madre y la segunda, la de un sacerdote, esas cosas las decía mi abuela, le pregunté que cómo un sacerdote maldecía y me dijo algo como: Que le enseñaba sus sandalias a la persona maldecida, o algo así. Lo cierto, es que eso es una de las cosas que me hace respetar a los sacerdotes, aunque muchas son las cosas que desde esa época hasta hoy han cambiado.

         Tanto fue el daño o maleficio recibido de su propia madre a este chico, que días después, hubo otro escándalo. el joven Pedro, ya como medio loco, con el norte perdido, embrujado por su sed de robar, entró al santuario donde se venera cada 12 de diciembre a la Virgen de Guadalupe, y sustrajo la corona de oro de la imagen sagrada, la partió en varios pedazos y comenzó a venderla por el pueblo, en algunas casas…

         Mi abuela me cuenta que pasó por su casa, los ojos eran como desorbitados, estaba muy sudado, tembloroso, balbuceaba cosas extrañas, mi abuela le alcanzó a escuchar que ya había vendido unos pedazos. Me describió los pedazos: -“Tenían incrustaciones de piedras preciosas como rubíes, diamantes, zafiros y otras más, estaban golpeadas como por una piedra, en algunos pedazos del oro, se notaba que se habían caído algunas gemas”.

         Espantada de lo que veía, mi abuela le dijo a Pedro: -“¡¡¡Llévate eso rápido de aquí de la puerta de mi casa, <YO NO QUIERO COMPRAR ESO>!!!”. El joven salió como un loco, en carrera.

         A ciencia cierta, mi abuela no me supo decir si fue preso o no, porque en esos meses, emigraron al centro del país…

         Lo cierto es que Pedro, fue una leyenda en el pueblo, no deseo saber si dejó familia o no, pero lo que si digo, es que este joven fue envejeciendo, su cuerpo se fue encorvando, su andar se hizo lento, le salieron pelos por casi todo el cuerpo, las uñas crecidas, descuidadas, parecía una cosa extraña, porque una vez, caminando yo por la Plaza Bolívar de este hermoso pueblo, vi al ser, cerca del mercado, ya un hombre entrado en años y con la descripción antes mencionada, harapiento, cabeza gacha y pregunté a mis primos: -“Dios, y ¿quién es ese señor que va allá todo doblado, que casi llega al piso?”. Mis primos me respondieron: -“Ese… Ese es Pedro, el que le robó la corona a la Virgen hace años”.

         No quiero terminar esta historia sin mis consabidas interrogantes a ustedes, respetables lectores:

1.    ¿Puede la maldición de una madre caer en esa forma a su propio hijo y torcerle la vida en esa forma?
2.    ¿Qué tan cierto es también esa maldición de un sacerdote?
3.    De ser cierto: ¿Existiría un tipo de cura para este maleficio?

Como siempre, le reitero las más profundas gracias por leer MIS HISTORIAS y espero sus comentarios o aportes, los cuales, leo con mucha atención.


Recordándoles que nuestra próxima entrega llevará por título: “MERCEDES, ACOMPÁÑAME AL CEMENTERIO”.

13 comentarios:

  1. Ahhh hermano Jose, como dicen aqui en mi pueblo, yo no creo en las brujas pero que las hay las hay, Yo tambien creci, en un barrio muy humilde, llamado "La Rinconada" y anduve con los pantalones cortos hasta los 15 o 16 años jajaja, remendados, pero limpitos,eramos pobres, bah con este gobierno estamos los mismos, aunque se siente menos, Bueno despues sigo Jose saludos y gracias por compartir con nosotros

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    1. Gracias mi grandioso amigo MINGO... siempre tan acertado en tus comentarios... Estas osas me animan a seguir escribiendo... Renuevo mis Etermas gracias...

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    1. Sarah Toribio, si supieras cómo me inspiraron a escribir estas historias... Es un gusto y un gran placer tenerte entre mis filas de lectores/as, creo que ya abrimos un buen canal comunicacional... Yo te leo, tu me lees... Wooow, que interacción literaria... Es hermoso... Espero te gusten estas historias, algo te confieso, son ciertas...

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  3. Hola Jose, las historias que cuentas siempre son interesantes: Esta historia tiene que ver con las maldiciones, sabes se dice que hay días buenos y días malos; horas buenas y malas horas, y una maldición hecha en una mala hora de seguro que es una maldición que si hará su efecto, al parecer la maldición hecha por la madre de este joven fue hecha en mala hora por eso viste el deterioro de su aspecto.

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  4. Impresionante, que explicación tan hermosa, tan creíble, tan lógica, aunque lo sobre-natural no puede catalogarse de lógico por su mismo hecho implícito, pero tiene fuerza tu idea Luzmila... Gracias por compartir tu opinión en este nuestro blog, es de todos nosotros... está abierto a estos y cualquier otro comentario...

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  5. Bueno yo aprendi que la lengua es un musculo muy poderosos de hecho en la palabra de Dios dice que lo que declareis con la lengua eso sera si decalaras bendicon bendito seais y declaras maldicion eso sera. Esta es mi opinion al respecto mi buen amigo:)

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  6. Gracias por ese excelente comentario, esto es lo que se quiere, recoger esos comentarios, No te creas, yo al igual que mucho, tengo mis inquietudes, por eso las plasmo acá... Es como una conversación amena... Gracias Mil...

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  7. Gracias a tod@s por sus comentarios y a nuestro amigo José Martínez por compartir sus historias... Saludos

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    1. Gracuas colega... jajajajaja Estamos creciendo, Gracias por tu valiosa colaboración

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  8. Por fin me tome el tiempo para leerla, pues para mi entender nunca se puede descartar ninguna posibilidad en cuestion a la brujeria y todo lo relacionado y pues no se si fue coincidencia o en realidad quedo maldecido pero si no fue asi pues por aca hay un dicho que dice "el que se pierde es por que quiere"

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  9. así como tu abuela te comento alguna vez que la Maldición de una Madre a su hijo es algo que lo persigue y marca...en mi casa mi Madre y abuela me enseñaron lo mismo, yo si creo que una maldición puede tener tal efecto, por eso es bueno cuidar de nuestras palabras y evitar utilizar estas palabras tan fuertes!! lo de la maldición de un sacerdote lo desconozco es la primera vez que lo escucho pero recuerdo un pasaje en la biblia donde Jesús dice a sus apóstoles que en el pueblo que no fueran recibidos debían sacudir el polvo de sus sandalias para no llevarselo

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    1. Excelente comentario Noris, gracias por tu gran aporte... Demuestra tu calidad de creyente y de fe. Lo mismo me enseñaron en casa... inclusive hasta de evitar malos pensamientos... Magnífica la cita bíblica... Esos comentarios son los que me animan a seguir escribiendo.

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