Revisión, corrección y edición: Winder Ñañez
¡Saludos cordiales a todos los lectoras y lectores de este, su blog, “MIS
HISTORIAS”!, mi amigo Winder Ñañez y yo, les damos la bienvenida.
Acostumbrados como siempre,
les agradecemos por sus comentarios en nuestras entregas anteriores, esperando
que cada historia que publicamos les sean de su agrado.
La que nos ocupa en esta
oportunidad es un tanto curioso, lo he escuchado en varias partes, lo escuché y
vi en video en una carretera de Portugal, lo he escuchado también desde
Colombia, según mis contactos, pero, lo más interesante, es que lo vivimos en
casa, de manos de mi tío, y de la mano de un gran amigo de mi padre, que se
dedicaba a taxista, un hombre serio y que a raíz de este caso, estuvo en
tratamiento médico, ya que le alteró casi por completo.
En Vargas, el estado donde yo nací, existe un poblado
llamado Naiguatá, población a la orilla de la playa, ya que Vargas es un estado
costero, separado de Caracas, por la Cordillera de la Costa, cerros y elevaciones
que bordean el Valle de nuestra capital. Las carreteras de acceso a estas
localidades como Naiguatá, Los Caracas, Carmen de Uria, Etc, van por toda la
orilla del mar y de espalda a los imponentes cerros y montañas ya mencionados.
En el primer caso, a mi tío, le sucedió que venía manejando desde la
población vacacional de Los Caracas, y en un puente, antes de llegar
aproximadamente a unos 300mts, en la noche y en compañía de algunos amigos,
vieron a una mujer parada en la salida del puente, venían tres personas. Y
acercándose, notaron que la mujer desapareció repentinamente, eso les obligó a
ser cautelosos.
Pasaron lentamente por el
puente, donde segundos antes habían divisado a la extraña mujer, porque la
definieron bien, llevaba una falda, cabello largo y blusa. La sorpresa fue, que
al frenar el vehículo, quedaron estupefactos, al ver solo sobre la defensa del
puente “dos manos de mujer sangrando”.
Recuerdo bien esa noche que mi tío llegó a la casa, despavorido contando
esa historia.
El segundo caso, se le
presentó a nuestro amigo de casa, Graciano, deportista, jugador de béisbol
junto a mi padre, taxista de profesión por muchos años. Una persona seria, y
sobre todo a mí, me tenía mucho cariño.
Aclaro, que son las cinco y media de la tarde (05:30pm) aproximadamente, o
sea, hay luz del sol aún. Graciano se detiene, y la joven, muy simpática, seria
y con resolución le dice: -“Buenas tardes
señor, ¿Me podría hacer la carrera a la entrada del barrio El Brillante?, es en
toda la vía. ¿Será que puede? A lo que nuestro amigo le contestó con voz
amable: -“Claro que sí, con mucho gusto,
súbase, yo la llevo”. La joven se subió al taxi en la parte trasera, y
allí, durante el recorrido, entablaron una conversación amena, mi amigo la veía
por el retrovisor, la chica le contaba que estaba muy contenta, porque estaba
por cumplir sus diez y ocho años y que había venido a esta población a recoger
su traje para la fiesta que su familia le estaba preparando.
Al acercarse al destino, la
joven le hizo indicación a Graciano por la calle donde debía de entrar, llegaron
a una casa en toda la orilla de la calle, la joven le dijo: -“¿Cuánto le debo señor, ha sido usted muy
amable?”. Graciano le dijo: -“Gracias,
son solo 20 Bolívares”. La chica le dijo con una amable sonrisa: -“¿Puede esperarse solo unos segundos, mientras
dejo esto dentro y busco para completar los 20 Bolívares? Ya salgo, ESPÉREME UN
SEGUNDO, QUE YA LE CANCELO”. A lo que mi amigo le respondió: -“No se preocupe, yo la espero”.
Graciano, deja el vehículo
encendido, observa como la chica saca de una carterita las llaves de la puerta,
la abre, se introduce a la casa y cierra la puerta, pero antes de cerrar, le
hace señas con la mano, que ya regresa.
Allí comenzó una espera, que
se fue alargando, pasaron cinco minutos, luego siete, luego diez, hasta llegar
a 15 minutos. A los 10 minutos de espera, Graciano apagó el motor de su
vehículo, salió y se recostó a la puerta del carro. Estaba indeciso si tocar a
la puerta o no tocar.
Pero una sensación de
impaciencia le abordó, se llenó de valor y tocó a la puerta, donde estaba
segurísimo que esa chica había acabado de entrar unos momentos antes. Lo hizo
la primera vez, medio tímido, y esperó aproximadamente dos minutos. Pero no le
gustó mucho, no tanto porque la chica le cancelara o no, ya que le conocí, y
puedo dar fe de que era un hombre de muy buenos sentimientos, desprendido y
honesto.
Graciano dudó unos instantes,
porque la señora venía con cara de haber estado dormida, pero ya que el mal
estaba hecho, apenado le solicitó el favor, excusándose antes de que le llamara
por favor a la chica que acababa de entrar: -“Doñita,
buenas tardes y disculpe si la levanté, pero toqué la puerta, ya que la chica
que traje hace unos 15 minutos, me dijo que ya salía a cancelarme la carrera”.
La señora, viró atrás y volteó a verle con los ojos algo llenos de
lágrimas, eso sorprendió mucho a mi amigo que le preguntó si le pasaba algo a
la señora. Ella, hizo una pausa y respiró profundo y le dijo: -“Ay hijo, perdóneme, y perdónela usted a
ella, esa era mi hija, que falleció trágicamente en esa carretera -un día como
hoy- hace 15 años, en la víspera de sus 18 años, cuando iba a buscar su vestido
para la fiesta, eso fue para nosotros un profundo dolor, si quiere, espérese,
que yo le pago la carrera, pero por favor, perdónenos”.
Graciano no podía creer lo
que estaba escuchando, eso le ocasionó un shock y cayó sentado en la acera
¿Pueden imaginarse? Viajar con una persona en su vehículo, conversar con ella
todo el trayecto y verla entrar en su casa y enterarse que había fallecido
hacía 15 años.
Obviamente, mi amigo le dijo
a la señora, que no le debía nada, trató de serenarse, pero aún estaba en un
estado de nervios impresionante, se dirigió a su casa, le pidió a su esposa que
le acompañara a buscar la ayuda de un médico, de un Psicólogo, para tratar de
superar ese trauma causado por ese suceso.
Como siempre, esperando que
estos relatos de hoy les hayan gustado, y como siempre, mis interrogantes:
1. ¿Será que esta alma queda vagando porque si existen partidas
prematuras de este mundo?
2. ¿Existe un vórtice del tiempo?
3. ¿Será este el llamado purgatorio, hasta que se cumpla el
plazo o tiempo total?
De nuevo, muchas gracias
por tomar su valioso tiempo en leer “MIS HISTORIAS”, e informarles el nombre de
la siguiente entrega: “DÁMELO PARA QUE SE VAYA CONMIGO”
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